AMIGAS
Asunción tenía un problema con su nuera que, según ella, le amargaba la vida. Cuando se veían con Luisa, aprovechaba para desahogarse y explicarle los desencuentros con su nuera.
“Es que estábamos toda la familia y me ha soltado tal cosa”.
“Es que siempre se mete conmigo”.
“Es que me habla con un rin tin tin…” Bueno, ¡que no la soporto!.
Luisa le replica: y tú ¿qué haces?
“Pues yo le contesto como se merece”
-Mal hecho mujer, así tendréis siempre la guerra armada. No le contestes y hazte la tonta, como si la cosa no fuera contigo. Prueba, si puedes, y a lo mejor ella se cansa de acosarte. Pero también piensa una cosa: ¿has reflexionado tú el motivo por el cual ella se mete contigo? Quizá haya alguno. ¿Fumas en su casa? ¿Tratas a sus hijos de alguna manera que a ella no le gusta?
Invítala un día a tomar un café en la esquina, e intenta averiguar con toda franqueza y sin acritud.
Después de mucho insistir Asunción se reunió en el bar con su nuera.
-Bueno, y ¿qué quieres con tanto misterio?-
-Pues… nada, es que aquí hacen una tarta de zanahoria estupenda y quería que la probaras.-
-¿Cómo? ¡Pero si a mí no me gusta la zanahoria!-
¿Fue intencionado o inconsciente? No sabemos. El caso es que lo acabó de arreglar.
¿No sería que Asunción en el fondo disfrutaba con los altercados entre ella y su nuera?
Si no, ¿cómo iba a darle el tostón verbal a su amiga Luisa cada vez que hablaban por teléfono?
Una vez más Luisa, respondió la llamada de su amiga, se sentó, se puso cómoda y escuchó paciente la siguiente batallita.
Carmen
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