TERESA Y SU HIJO

Teresa viene del colegio de hablar con la tutora de su hijo. Esta le ha dicho que es muy buen estudiante y listo, pero sin amigos y poco empático. Este chico necesita socializarse.
Teresa ha criado y educado sola a su hijo. Siempre ha estado obsesionada por educarlo bien, pero sólo ha tenido en cuenta los estudios. “Que haga una gran carrera”, que destaque en su profesión” pensaba Teresa. Sólo daba prioridad a que debía estudiar mucho y sacar las mejores notas posibles.
Se olvidó, quizá absorta en el cumplimiento de su profesión (la cual desempeñaba con dedicación y rigidez) que eso no era suficiente para la educación de su hijo. Paralelamente, él necesitaba amor, cariño, dedicación y tiempo.
A teresa le acaba de abrir los ojos ahora mismo la tutora. Como única responsable, medita sobre el tema y llega a casa sumamente apesadumbrada.
--Claro, me he olvidado de la parte más importante para su vida práctica. No le he dedicado el tiempo necesario, no he hablado con él lo suficiente, no le he preguntado qué le gusta hacer y qué no, no le he dejado que fuera tomando confianza en sí mismo.
Teresa pensó en buscar ayuda profesional pero no para su hijo, si no para ella naturalmente. Tenía el problema localizado y empeño en rectificarlo. Se pondría manos a la obra enseguida con un psicólogo para que le ayudara a corregir todos los puntos que fallaban en los fundamentos de la educación de su hijo.



Carmen
23/3/1

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